Como todos los años que llevo en el mundo de los blogs y como a veces todos caemos en lo visto, también hago el Balance de este año, porque al menos algo tengo para analizar.
Este año hay que decir que empezó bien: tenía más ganas de escribir entradas y tenía muchas visitas, pero claro a partir de febrero, la cosa empezó a bajar y si añadimos que yo voy a mi libre albedrío por estos lares, pues no es más que culpa mía por no reflotar el blog. Traducido: que he estado muy vaga para actualizar mi blog más seguido. Y no pasa nada por admitirlo, porque parte de la pereza se debe a motivos universitarios y a estas alturas he conseguido encauzar mi carrera y, si todo va bien, este año que viene por fin me gradúo.
En lo personal, motivos académicos aparte, he sufrido decepciones con más de alguna persona a la que creía llevarme bien, pero como aceptar opiniones diferentes no sabemos llevarlo bien (yo me incluyo), pues me se hace inviable mantener esas relaciones. También por otros motivos dejé de escribir debates en La Avenida de Los Libros (si os gusta lo juvenil, os la recomiendo), porque no me daba la vida para más y para no hacer nada, mejor abandonar. También tuve algún percance con algún que otro spammer de blogs, pero afortunadamente la cosa no fue a más. Un año movidito.
Por otro lado, he conseguido uno de los propósitos que tenía planeados para este blog: realizar entradas históricas y dedicarles un espacio más serio, aunque por tiempo (y ganas), no he podido hacer más, pero este 2018 me gustaría poder hacer más y dedicarles más tiempo, pero eso ya está en mis manos.
Y bueno, no puede faltar el Balance de lo mejor y lo peor: libros, películas y series. Y este año que me he puesto Netflix, he podido ver más películas y series, aunque en cuanto a lecturas, ha sido un poco pobre (dichosos bloqueos), pero algo se puede sacar.